‘Niña de las dunas’ (2018), su primer tema, totalmente ‘do it yourself’, la presentó al mundo junto al guitarrista flamenco Marc López; ‘Me miras pero no me ves’ (2019), escrito por ella misma y coproducido por el sevillano Lost Twin, que habla sobre la invisibilidad de ciertos colectivos sociales, la consagró como una de las voces a tener en cuenta. Un ‘beat’ primitivo, esencialista, que aunaba tradición y modernidad. Y que también se hallaba en ‘El péndulo’ (2019), adalid del equilibrio, y título del primer lanzamiento físico de la artista.
Todos esos temas se encontraron finalmente en ‘Sanación’ (2020), el primer álbum de la cordobesa. El EP de siete temas reflejaba su proceso de curación emocional, un homenaje más, también en los detalles sonoros, a sus orígenes. Voz en primer plano flotando sobre un flamenco mántrico y de electrónica atmosférica.
Con sucesivas publicaciones, la cantante ha dejado en desuso la paleta de referentes y ha zarandeado el panorama musical. Llergo ha embelesado al público, ‘Sanación’ fue presentado en un Auditori de Barcelona abarrotado, y ha recibido el favor de la crítica musical: ‘MondoSonoro’ o ‘Rockdelux’ han sucumbido ante su primer álbum. Además, los principales escenarios han apoyado su carrera. Formó parte del primer cartel paritario de los festivales en España, el de la edición 2019 del Primavera Sound.
Hay personas-puente que, sin elegirlo, asumen una difícil encomienda: hacernos aprender del pasado, de sus bondades y errores, y forzarnos a mirar adelante, con compromiso pero sin gravedad. Las enseñanzas de María José Llergo, que son a la vez las de sus abuelos, que le enseñaron a cantar mientras labraban, son capaces de inspirar y alterar la percepción colectiva, de tocar temas sensibles sin panfletos y emocionar. No hay mejor recompensa que tomar senderos ignorados. No para atajar, sino para llegar a parajes desconocidos.